
Los primeros lentes de contacto aparecieron a finales del siglo XIX gracias a estudios realizados en Alemania. La primera versión de este tipo de lentes eran hecho en vidrio, y tenían como objetivo corregir los defectos visuales más comunes del momento. No obstante, el material resultaba un poco pesado y su uso aún muy incómodo.
Más tarde, casi medio siglo después llegaron los lentes blandos, que buscaron que el paciente pudiera experimentar un lente de contacto con mayor facilidad. Así que empezaron usando otros materiales para su fabricación como el metacrilato.
Ahora con los avances y la globalización que cada vez nos abriga más, compañías como Google o Samsung ya están estudiando la manera de renovar los lentes de contacto, los cuales tendrán funciones adicionales a las ya conocidas, y es que serán capaces de medir niveles de glucosa en sangre o hacer de la realidad virtual algo diferente a cómo lo conocemos hoy en día.
Este tipo de lentes buscan prevenir enfermedades como la diabetes o relacionados con este problema tan común y realizar mediciones en el cuerpo del ser humano. Entre otras características que se pretende con este tipo de lentes del futuro, es hacer zoom, enfocar en diferentes zonas, ajustar la apertura e incluso tomar y compartir las fotografías de forma inalámbrica con diferentes dispositivos.